«Mother!» (2017), un hojaldre difícil de tragar

Reseña de una película de Darren Aronofsky

BUFFET DE PROMISCUIDAD

Maricruz Barrera Chávez

5/10/20235 min read

Mother! es una película de Darren Aronofsky. Es la primera película suya que veo y a decir verdad es gracias a ella que me enteré de la existencia del director. Llegué a Mother! gracias a una larga búsqueda de películas de terror psicológico —del cual me enamoré hace poco—, vi el tráiler y estaba en Netflix «¿Por qué no verla?», pensé.

A partir de este punto empezaré a repetir todo lo que encontré en entrevistas y reseñas sobre la película (hay bastantes spoilers), quedé tan impactada que necesitaba conversar sobre ella con otras personas, aunque fuera indirectamente. Necesitaba validar mis impresiones, afirmar muchas otras, saber de qué manera había afectado a otros, porque al ser una amalgama de surrealismo, brutalidad y, quizá, pretensión rebuscada, no es una película para cualquiera.

Mother! va de una pareja (Madre y Él) que vive en una casa enorme que se halla en medio de un valle apartado y fértil. Él es un escritor que sufre un bloqueo creativo y Madre, al parecer, es una excelente contratista. Él lidia con su crisis creativa mientras Madre repara la casa, que sufrió mucho daño a causa de un incendio.

Un día aparece en la casa Hombre, diciendo que le indicaron que allí era un hostal. Él le permite quedarse, aunque Madre se muestra renuente. Hombre enferma y después llega su esposa a la casa. Él recibe a Mujer, esposa de Hombre, y esta pareja de estúpidos rompe un tesoro que Él tenía en un pedestal: un cristal que rescató del incendio que destruyó su casa. Este descuido hace que Él monte en cólera y se encierre en su estudio. Al poco tiempo entran en escena los hijos de Hombre y Mujer, ambos pelean y en un arranque de ira, el mayor asesina al menor. Tras la muerte del hijo menor, Él permite a Hombre y a Mujer llorar a su hijo en su casa y recibe a sus invitados, pero estos son un grano en el culo, son groseros y se portan de formas despreciables. (Por diosita, si te dicen que no te recargues en un lavabo que no está fijo, no te subas y menos le saltes encima. Si una mujer te dice que no cuando te le insinúas, no insistas, y si se niega rotundamente no la insultes, menos si estás en un fokin funeral: en un momento así deberías pensar en la fragilidad de la vida y quizá en tener un breve lapso de «Podría ser un imbécil, pero mejor no por si hoy me toca morirme»).

Cuando todos se van, Madre expresa su molestia a Él, no obstante, se reconcilian pronto. Ella advierte que está embarazada y Él se siente inspirado y comienza a escribir. Él escribe una obra tan grandiosa que muchos de sus admiradores aparecen en su casa para pedirle su autógrafo, una foto, usar su baño, su teléfono, destrozar su casa… La pesadilla de los invitados indeseables se vuelve a repetir, y Madre vuelve a sentir impotencia al no poder evitar que los extraños se apropien de su espacio, todo lo desagradable de la primera vez se multiplica exponencialmente: Madre está a punto de parir, los invitados no son decenas como la vez anterior, sino cientos, quizá miles; destruyen la casa, rinden culto al poeta, libran guerras, se masacran entre ellos.

La película cobra sentido al descifrar la alegoría principal: Él es dios. Madre es la naturaleza, o una especie de extensión de la Tierra —que es la casa—, a través de este personaje podemos sentir la impotencia ante la destrucción de los invitados indeseables, que somos los pinches humanos. Esta interpretación quizá explica el por qué Madre puede sentir un corazón que late dentro de la casa, la vida de la casa-Tierra está indisolublemente ligada a la suya, ¿o acaso está solublemente ligada? Madre disuelve unos polvitos en agua y se los toma, esta disolución quizá tiene algo que ver con las alucinaciones del corazón emparedado, porque a partir de la segunda mitad, deja de tomar los polvitos, y el corazón de la casa deja de latir.

A partir de la segunda parte de la película, Madre parece más bien ser una alegoría de María, pues tiene al hijo del poeta, quien lo entrega a la humanidad para alimentar su delirio místico. Hacia el final, Madre harta e impotente incendia la casa, pero lamentablemente sobrevive junto con Él, quien le pide su corazón, ella saca un bulto carbonizado de su pecho y Él lo pone en un pedestal. De pronto vemos que los daños del incendio se revierten y en la habitación hay una nueva Madre buscando a su marido.

La primera parte es un catálogo de referencias al Antiguo testamento, mientras que la segunda más bien haría referencia al Nuevo, esta parte es un derroche de violencia explícita y brutalidad a muchos niveles, es una clara crítica a la corrupción de la humanidad. El propio Aronofsky ha admitido que Mother! es una alegoría que critica el daño ambiental, pero refleja también cómo la humanidad, después de derruir lo que le ofrece protección de la intemperie, no tiene suficiente y empieza a destruirse a sí misma y a lo que idolatra.

Hubo quienes comentaron que Mother! es una obra con muchas capas de significado, fue entonces que imaginé la película como una pasta hojaldre, que tiene capas que se pegan en algunos puntos, pero que tienden a superponerse sin tocarse directamente, con una consistencia delicada y exquisita, cuya técnica es muy laboriosa y cuya perfección deleita el olfato, la vista, incluso el oído, además del gusto. Considero que Aronofsky logró un excelente hojaldre técnicamente hablando, el problema es el sabor, que para muchos resultó como un bocado de hierro.

Además de las interpretaciones alegóricas, también me gustaría hablar sobre lo que hay a simple vista: un matrimonio. No estoy muy segura de que Aronofsky fuera muy consciente de la clase de huevo podrido con la que barnizó su hojaldre, pero a mí me huele mal que Él sea un hombre mucho mayor que Madre, y mucho peor que él sea un narcisista.

Madre trabaja para restaurar la casa pero durante la pesadilla los invitados no reconocen lo que ella ha logrado, ni la restauración de la casa, ni la cena sobre la que se abalanzan. En cambio, el poeta escribe un bestseller y a él le rinden culto. La editora de Él se refiere a Madre como la inspiración y uno de los esbirros del culto al poeta la retiene dentro de la casa cuando ella quiere escapar porque Él la ama y si ella se va, Él sufre. Madre al final comenta que Él jamás la amó realmente, sino que amaba que ella lo amara, que se entregara de lleno a él y a su hogar. Él al final le quitó todo: la seguridad, la dignidad y la vida, cosa que a decir verdad es escalofriantemente frecuente en nuestra sociedad.

Madre padece todo en completa soledad: el miedo, la impotencia, el dolor físico, el desborde emocional y, encima de todo, tiene que cumplir con un deber ser impuesto por Él —el ser una madre abnegada y perdonar a sus admiradores por todos sus destrozos y aberraciones—. Es por esta soledad que la técnica narrativa de Aronofsky se centra en mostrar todo desde la perspectiva de Madre, al no haber nadie que la acompañe en su dolor, nosotros mismos lo sentimos al ver a través de sus ojos. Al igual que Madre, muchas mujeres son consumidas por sus parejas, a veces hasta la muerte, y cuando no, quedan relegadas a su sombra, al «Detrás de un gran hombre…».

Al final, me comí el pan maloliente que Aronofsky me ofreció, me lo tragué sin masticar y aunque visual y auditivamente fue un deleite, me dejó un mal sabor de boca y un bulto atorado en el pecho. Definitivamente Mother! fue un hojaldre muy difícil de tragar.